El campo de acción queda bien delimitado por la pared torácica, el diafragma y el opérculo torácico o estrecho de salida a nivel cervical. Los procesos patológicos más frecuentemente tratados incluyen toda la patología tumoral del tórax, fundamentalmente tumores pulmonares, de pared y mediastino, lesiones malformativas de pared torácica, tráquea y pulmones, patología del enfermo pulmonar terminal (el trasplante de pulmón y la cirugía de reducción de volumen), patología traqueal, patología traumática del tórax, complicaciones de procesos infecciosos tales como la tuberculosis o la hidatidosis y una miscelánea de enfermedades pleurales (derrames, neumotórax, empiemas), del sistema nervioso autónomo (hiperhidrosis) y del conducto torácico (quilotórax).
La Cirugía Torácica actual es una especialidad joven y de alto riesgo por el campo quirúrgico que maneja y por las estructuras sobre las que actúa, y sólo una formación específica obtenida durante la Residencia y una formación
continuada, logran que se minimice la morbi-mortalidad de los procedimientos. Debido a que una parte importante de las enfermedades reseñadas requieren un abordaje multidisciplinario, el Cirujano Torácico se integra en grupos de trabajo con otras especialidades médicas y quirúrgicas, resultando claros ejemplos el manejo del enfermo con cáncer de pulmón o el trasplante pulmonar, procedimientos que requieren del trabajo diario en equipo con múltiples Servicios, con un enriquecimiento mutuo que mejora la calidad de los tratamientos sin restar personalidad quirúrgica al Cirujano Torácico. Esta interrelación con otras
especialidades resulta esencial a la hora de comprender la forma de trabajar en los Servicios de Cirugía del Tórax.
La patología más frecuentemente tratada hoy en día la constituye la oncología torácica, siendo la más frecuente el cáncer de pulmón no microcítico. La actuación del Cirujano Torácico, pasa por la realización de intervenciones encaminadas al diagnóstico y la estadificación de dicha patología, como son la mediastinoscopia, la mediastinotomía y la cirugía videotoracoscópica y, sobre todo, por la terapéutica quirúrgica que consiste en resecciones pulmonares de uno, dos lóbulos o todo el pulmón (lobectomía, lobectomía, neumonectomía) con exéresis de las cadenas linfáticas (linfadenectomías), que pueden ampliarse a resecciones en bloque con vísceras mediastínicas (cirugía del carcinoma
broncogénico avanzado, estadio T4) o pared torácica, columna vertebral y diafragma. El tratamiento multidisciplinario con quimioterapia y, en ocasiones, radioterapia preoperatorias ha posibilitado en los últimos años resecciones más agresivas para el tratamiento de tumores avanzados localmente que hace poco tiempo eran considerados intratables. Igualmente, en la actualidad son intervenidos pacientes de edades superiores (septuagenarios y octogenarios). El manejo de los tumores mediastínicos y de la pared torácica es similar, con técnicas más perfeccionadas de reconstrucción de la pared torácica, contando en ocasiones con la colaboración de los Servicios de Cirugía Plástica.
Con este manejo, los resultados del tratamiento del cáncer de pulmón están mejorando en los últimos años y se prevé una mejoría en el pronóstico para la próxima década. Resulta imposible enumerar en este resumen las distintas técnicas empleadas, pero se debe destacar el papel cada vez más importante que juega la cirugía mínimamente invasiva, incluyendo la cirugía asistida por vídeo. Con pocos años
de experiencia aún, la videomediastinoscopia y la videotoracoscopia se han impuesto como técnicas habituales para resolver un número cada vez mayor de patologías.
También es muy destacable el manejo del paciente respiratorio terminal y las nuevas alternativas como el trasplante pulmonar y la cirugía de reducción de volumen. El futuro de la especialidad a medio plazo probablemente se vea ligado a los avances en el campo de la inmunosupresión y los trasplantes en general que condicionarán un aumento en las expectativas de vida de dichos pacientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario